lunes, 29 de abril de 2013

Rompiendo mis normas

Deberías poder mirarte cuando duermes. Dormir... joder, a tu lado a veces es difícil. Míralo así... tú duermes y yo te escribo.
Te veo en la cama y me resulta casi imposible no quitar mis ojos de tu cuerpo, acurrucado junto al mío y me pregunto si todo lo que estamos viviendo es de verdad. Retrocedamos a hace unas horas... Entonces en ese momento me abrías la puerta de tu casa, y me besaste como si no nos hubiéramos visto en semanas. ¿Sabes? Me encanta que tus besos tengan sabor a primavera...
Primavera de esas que llega en medio de la lluvia y las calles empapadas, de esas que cuando no lo esperas empieza a florecer en los parques, de esas que si besaras al resto del mundo, entenderían de lo que hablo.
Cenamos, reímos, me besas, te quito la ropa, sexo en el salón... y «haces que salgamos del mundo cuando hacemos el amor... me siento a salvo». Y sonrío mientras te llevo en brazos a tu habitación, 15 pasos desde donde estamos y ya en la cama solo puedes escuchar un «solo necesito esto, a ti y a mí, nada más; solo tú, mi primavera». Y te hago el amor y el mundo... el mundo sobra si te tengo a ti en esta cama. Un orgasmo, dos... tres... «tengo miedo de que esta felicidad se rompa en algún momento», pero si me besas el miedo desaparece y entonces empezamos a hablar de las cosas más tontas y absurdas hasta hace media hora porque el sueño ha podido contigo y yo estoy aquí, escribiéndote otra vez, pensando que hasta que te conocí todo lo que buscaba era no implicarme. Pero ahora todo lo que busco eres tú, aunque eso signifique romper mis normas. Me gusta cuando te das la vuelta, buscándome, y te abrazo... porque me he convencido de que es una de las cosas que mejor sé hacer en el mundo... 
Estamos a salvo, tú, yo y esta cama. Duérmete... yo te protegeré, de cualquier alimaña que se precie...

No hay comentarios:

Publicar un comentario