Y como te quiero con cada trozo, puedo decirte que no creí posible que algún día consiguieras que pudiese dormir sin anestesias. Pero me besaste... Corrijo: nos besamos... Y el mundo se redujo a cuatro metros cuadrados de habitación, a tus uñas por mi espalda, a mis miedos en tus labios. Y entendí que el verdadero miedo, tenía tu nombre y se escondía bajo tu piel.
Yo sigo preguntándome cuántos besos he desperdiciado en otros labios hasta llegar a los tuyos. Sigo preguntándome qué ves para quedarte en mi sonrisa cada vez que hacemos el amor. Sigo, sigo, sigo... Porque tú sigues ahí, en mí.
Yo sigo preguntándome cuántos besos he desperdiciado en otros labios hasta llegar a los tuyos. Sigo preguntándome qué ves para quedarte en mi sonrisa cada vez que hacemos el amor. Sigo, sigo, sigo... Porque tú sigues ahí, en mí.