viernes, 13 de marzo de 2015

Tengo un plan


Llevo meses tratando de aclararme, tratando de ser coherente. Intentando buscar las respuestas a todas mis dudas. Con una guerra fría entre el corazón y la razón, mientras que esa lucha me reventaba los puntos de todas las heridas. Hasta que el otro día lo comprendí: jamás podré olvidarlas. Una me dio la dirección y la otra
me enseñó el sentido. Una me cambió la vida y la otra acabó con el caos. Una me paró el mundo y la otra lo puso en marcha. Una me enseñó a amar sin frenos y la otra a amar sin miedo.
Y yo sé, sé por quién saldría corriendo a su encuentro, sé que cogería un avión una y mil veces para regresar a la playa donde amé la vida, sé que buscaría sus labios si supiera que aun buscan los míos. Sé que le pondría el anillo que le regalé con mis manos mientras me armaría de valor para pedirle que sea mía para siempre. Sé que le regalaría mi vida entera y al final, acabaríamos destrozándonos, porque ella jamás se quedaría conmigo, porque hay historias que están condenadas a no tener un final feliz; porque puede que haya estado evitando la realidad y es que ella ya es historia. Y siempre será con quien lo quise todo, pero ahora quiero a una persona con la que encontrar ese todo: los abrazos mientras dormimos, las miradas de complicidad, los besos a las dos de la mañana bajo las sábanas, las canciones mientras hacemos el amor y los "te quiero" sin venir a cuento. Mirarla y saber que la vida me cabe en su habitación o en el asiento trasero de su coche, que mi vida y su vida nos cabe en un beso de vino (pero nunca se fue). Y no sé, puede que ahora me dedique a encontrarla para decirle «ven, tengo un plan: quédate conmigo».

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